22 enero 2010

A vueltas con el padrón

En las últimas semanas se ha abierto un debate sobre si es imperativo el empadronamiento de "sin papeles".

A este respecto y, "por alusiones" como dicen en los debates, me gustaría puntualizar mi propio caso.

No soy inmigrante, soy un español que ha nacido, ha crecido y reside en el mismo pueblo, tengo pasaporte español en vigor, tarjeta sanitaria de la Comunidad de Madrid en vigor y DNI en vigor, todo ello con la misma dirección en una calle de esta población.

Esa es mi dirección desde mi última mudanza, hace más de 5 años, pero cuando fui a cambiar los datos en el Padrón Municipal, sin que entonces hubiera ningún debate sobre el empadronamiento de inmigrantes, ocurrieron cosas muy curiosas.

Toda la documentación que tenía en vigor en ese momento ya reflejaba la nueva dirección, porque una vez que había cambiado de domicilio y antes de cambiar los datos del padrón (por desidia más que nada) me había tocado renovar esos documentos y al hacerlo hice figurar la nueva dirección.

Así que cierto día de primavera en el que no tenía que trabajar, armado con mi flamante DNI nuevo en el que figura ya la dirección correcta, me persono en la Oficina de Atención al Ciudadano para que me informen de qué he de hacer para cambiar el empadronamiento de mi familia.

En la espera a que me atendiesen, veo (y oigo) como atienden a un señor de raza negra (o de color o como sea políticamente correcto llamarle) que explica que no tiene documentación pero que necesita empadronarse para que le den la tarjeta sanitaria. La funcionaria que le atiende le dice que debe demostrar su residencia en la población para lo cual le pide que le aporte alguna prueba de ello. El señor inmigrante vuelve a repetir que carece de cualquier documento pero al objeto de demostrar su residencia aporta varios tickets de compra de un hipermercado de la población y 4 ó 5 billetes de los autobuses urbanos.

Con inusitada comprensión la amable señorita de atención al ciudadano procede a rellenarle los documentos pertinentes y nuestro amigo se levanta siendo ya un ciudadano con todos sus derechos.

Y ahora me toca a mí.

Bueno, tras esperar otros 4 ó 5 minutos de charla con otro compañero que llega a convocar a los probos funcionarios a una protesta porque el Ayuntamiento ha tenido la desfachatez de abrir expediente a otra compañera por, supuestamente, haberla pillado (en mallas) en un gimnasio de la localidad en su horario de trabajo

- Buenos días, vengo a cambiar la dirección de empadronamiento de mi familia.
- Entiendo señor, ¿usted ya residía antes en nuestro municipio?
- Sí, es que he cambiado de casa, sólo eso.
- Ajá, necesito que me rellene este impreso, indicando los miembros que componen la familia, la nueva dirección y que lo firme.
- Rellenado y firmado, señorita.
- Ahora necesito que me aporte algun documento en el que figure la nueva dirección.
- Tome usted, este es mi DNI, como verá ya figura la dirección correcta.
- No me sirve, necesito un documento que acredite el domicilio, un recibo de la luz, del gas, del teléfono...
- Perdone usted, pero ¿qué mejor que el DNI? se supone que es el documento más importante que acredite la ciudadanía de una persona.
- No mire el DNI no me vale, tiene que traerme algún comprobante como los que le he dicho.
- Bueno, aquí tengo también un par de tickets del hipermercado, alguna boleta de la zona azul e incluso una multa que sus amables compañeros me han puesto por aparcar sobre la acera en la puerta de "ese" domicilio.
- Nada de eso me sirve, no lo puedo empadronar.
- Oiga y al señor negro que ha atendido usted antes, ¿a ese si le vale con un ticket y el bonobus?
- Su actitud me parece que raya en el racismo
- ¡Racismo!, ¿por qué?
- Porque lo de negro sobraba.
- ¡Coño, si era negro!
- Y usted un racista.
- Pues mire usted señorita, a lo mejor yo soy racista, tengo mis dudas, pero no lo puedo negar categóricamente, pero lo que si puedo afirmar sin lugar a dudas es que usted es gilipoyas, aparte de ser una inútil enchufada con aires de progre.

No hubo oportunidad a más, automáticamente fui expulsado de la oficina de atención a (algunos)ciudadanos bajo amenaza de denunciarme.

Así que, como todos comprenderéis, entiendo perfectamente la postura del (des)Gobierno de España con el Ayuntamiento de Vic o el de Torrejón de Ardoz. ¿Cómo tienen narices de negar la inscripción de un señor que por no tener no tiene DNI que es por lo que se podrían negar a inscribirle.

¡País!

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